LOS INVISIBLES

Y todo comenzó...

En el 2014 inicié voluntariamente a dar talleres de artes visuales en un Centro de Readaptación para menores de edad, entre 14 y 18 años, en la Ciudad de México. Comencé con la firme convicción de que el arte puede ir más allá de los circuitos convencionales en los que se inscribe comúnmente.

Al principio los únicos materiales que podía pasar al Centro de Readaptación eran lápices, algunas impresiones de obras o de exhibiciones en museos o galerías y libros; así que en los talleres dibujábamos, platicábamos y leíamos en voz alta.

Las experiencias que fui acumulando dando los talleres me llevaron a cuestionarme acerca de mi postura dentro del Centro de Readaptación, muchas veces dudé sobre si lo que yo hacía ahí servía verdaderamente de algo.

En el 2018 comencé a gestionar las primeras sesiones del Laboratorio Los Invisibles, laboratorio de prácticas y exploraciones artísticas, con el único objetivo de indagar a través de diversas exploraciones artísticas los conceptos de LIBERTAD y FRATERNIDAD dentro del Centro de Readaptación.

En el Laboratorio pensamos que las experiencias artísticas accesibles e incluyentes, enfocadas en despertar un pensamiento crítico, solidario, empático y amoroso, pueden impactar de tal modo a las personas que potencialmente se vuelven un herramienta de transformación de sensibilidades y afectos.

También creemos que el aprendizaje siempre es mutuo; gracias al Laboratorio ahora estoy convencida que el castigo físico y psicológico no puede ser una vía para reinsertar en la sociedad a los jóvenes en conflicto con la ley.

También pensamos en la exploración artística como una práctica que en conjunto con otras puede ayudarnos a transformar nuestra sociedad, a relacionarnos de forma distinta con todos y con todo lo que nos rodea, a expandir nuestra imaginación y a coexistir afectuosamente dentro de este mundo que no poseemos pero del cual somos parte.

En el Laboratorio Los Invisibles exploramos y compartimos semana a semana nuestros pensamientos y los de los autores que vamos leyendo, por ejemplo en el 2018 estuvimos reflexionando con algunos de los poemas de Nezahualcóyotl; fragmentos de Especies de espacios y Lo infraordinario de Georges Perec; Las ciudades invisibles de Italo Calvino; Hacia un teatro pobre de Jerzy Grotowski; Una historia natural de los sentidos de Diane Ackerman y a petición de dos chicos El principito.

También a partir del 2019 y gracias a las sugerencias de Pedro Reyes, quien fue mi tutor con el apoyo de AFIELD fellowship program, comenzamos a realizar diversos moldes de nuestras manos y rostros inspirados por la obra de Georges Segal, con estos moldes realizaremos una instalación en el Centro de Readaptación en la que mostraremos las manos de 100 chicos con los que hemos estado trabajando.

En el Laboratorio tomamos como pretexto el concepto de LIBERTAD para reflexionar, sentir, escribir, esculpir, dibujar, fotografiar de forma reflexiva todo lo que nos rodea, las camas de los dormitorios, lo que nos dicen las bancas que están en los pasillos, el cielo en distintas horas, las plantas que han nacido en el patio, etc.

Una de las obras que más nos inspira es La Vigie de Jean-Luc Moulenè, pues para nosotros significa esperanza, en esa obra vemos que hasta las plantas más pequeñas, las que van apareciendo solas, sin intervención de nadie, se encuentran a pie de lucha y con autonomía sobreviven entre grandes bloques de cemento.

También pintamos al aire libre y hacemos réplicas de nuestros rostros con la finalidad de reencontrarnos a través de la hechura de esas máscaras, con lo que de forma oficial y por seguridad está prohibido exponer, es decir reencontrarnos simbólicamente con la identidad de los que estamos dentro del Centro de Readaptación, en especial los chicos.

En el laboratorio se privilegia la imaginación, la libertad de expresión, la confianza, la deriva y el apoyo mutuo.

Yo creo en la fuerza que tiene la exploración artística para cambiar a las personas, tengo la firme convicción de que el arte puede contribuir a modificar la manera en la que opera el mundo ahora bajo un sistema capitalista y neoliberal en el que se normalizan la exclusión entre personas, los privilegios de ciertos grupos, la explotación laboral y las libertades se acotan cada vez más.

Me queda claro que frente a contextos en donde la violencia es profunda, la exploración artística permite abrir y expandir las sensibilidades y los afectos, así como la constante transformación de ideas, adaptarnos al cambio; y pienso que cuando se entrelaza con la ciencia y la filosofía se pueden desarrollar proyectos de alto impacto que contribuyan a la solución de diversas problemáticas sociales.

También es fundamental que estas exploraciones nos permitan evidenciar temas aparentemente olvidados y así generar significado donde no hay o todavía no se percibe.

Para nosotros en el Laboratorio Los Invisibles la educación es un acto de amor y justicia social. Y lo único constante en la vida es el cambio, con esto queremos decir que creemos en el cambio de las personas y de los lugares.

A partir del 2019 y gracias al apoyo de las autoridades y algunos trabajadores del Centro, así como debido a la retroalimentación que estuve recibiendo por parte de varios colegas artistas, logramos abrir un salón permanente de exploraciones artísticas el cual contará con la participación de otros facilitadores, es decir más ideas y más chicos tendrán la posibilidad de acercarse a este tipo de reflexiones.

Para el Laboratorio Los Invisibles es muy importante mantener la comunicación y la participación de todas las personas involucradas en el Centro de Readaptación, escuchar sus voces y obtener retroalimentación; por eso en nuestras reuniones de trabajo y en las clases invitamos a que se involucren en el proyecto las autoridades de más alto nivel en el Centro de Readaptación, las personas de seguridad, los tutores de los dormitorios, los familiares de los chicos que continuamente acuden y están al tanto del proyecto y por supuesto los jóvenes con los que compartimos esta experiencia.

Finalmente los jóvenes son nuestro eje principal y preguntándoles lo que piensan de las actividades que hemos realizado, muchos nos han comentado que durante las sesiones del Laboratorio se olvidan que están dentro de un Centro de Readaptación y se atreven a imaginar, para otros lo que hacemos se transforma en una posibilidad para comunicar muchos sentimientos reprimidos, reflexionar y conocerse más.

En lo que a mí respecta, me he dado cuenta con el paso del tiempo que los jóvenes aprenden a colaborar entre ellos, se comienzan a ayudar; se flexibilizaban ante las ideas de los demás, es decir ante la diferencia; intentan cosas nuevas; se motivan como para no dejar inconclusas sus actividades y sobre todo se atreven a soñar y a imaginar algo nuevo.

A pesar de lo que hemos logrado sabemos que podemos concretar e incluso expandir aún más este sueño.

And all began...

In 2014 I voluntarily started giving visual arts workshops at a Readaptation Center for minors, between 14 and 18 years old, in Mexico City. I started with the firm conviction that art can go beyond the conventional circuits in which it is commonly inscribed.

In the beginning, the only materials that I was allowed to bring to the Readaptation Center were pencils, some prints of works or exhibitions in museums or galleries and books, so in the workshops, we drew, talked, and read aloud.

The experiences that I was accumulating giving the workshops led me to question my position within the Readaptation Center. Many times I wondered if what I was doing there was really of any use.

In 2018, I began to manage the first sessions of the Los Invisibles Laboratory, a laboratory for artistic explorations and practices, with the sole objective of investigating through various artistic explorations the concepts of FREEDOM and FRATERNITY within the Readaptation Center.

At the Laboratory, we believe that accessible and inclusive artistic experiences, focused on arousing critical thinking that is caring, empathetic, and loving, can impact people in such a way that they potentially become a tool for transforming sensibilities and affections.

We also believe that learning is always mutual; thanks to the Laboratory, I am now convinced that physical and psychological punishment cannot be a way to reintegrate young people in conflict with the law into society.

We also think of artistic exploration as a practice that, in conjunction with others, can help us transform our society. Relate differently with everyone and everything around us, expand our imagination, and coexist affectionately within this world that we do not possess, but of which we are part.

At the Los Invisibles Laboratory, we explore and share our thoughts and those of the authors we are reading from week to week. For example in 2018 we were reflecting with some of Nezahualcóyotl's poems; fragments of Species of spaces and The infra ordinary by Georges Perec; The invisible cities by Italo Calvino; Towards a poor theater by Jerzy Grotowski; A natural history of the senses by Diane Ackerman and at the request of two boys The Little Prince.

From 2019 and thanks to the suggestions of Pedro Reyes, who was my mentor with the support of the AFIELD fellowship program, we began to make various molds of our hands and faces inspired by the work of Georges Segal. With these molds, we will carry out an installation in the Readaptation Center, where we will show the hands of 100 boys with whom we have been working.

One work that inspires us the most is La Vigie by Jean-Luc Moulenè because, for us, it means hope. In this work, we see that even the smallest plants, those that appear alone, are struggling and autonomously survive between large concrete pavers without anyone's intervention.

We also paint outdoors and make replicas of our faces. The objective is to reconnect through the making of these masks, which is officially and for security's sake prohibited from exposing, that is, to re-encounter symbolically with the identity of those who are within the Readaptation Center, especially the boys.

In the Laboratory, imagination, freedom of expression, confidence, drift, and mutual support are privileged.

I believe in the strength that artistic exploration has to change people. I have the firm conviction that art can contribute to modifying the way the world operates now under a capitalist and neoliberal system in which exclusion between people, the privileges of certain groups, labor exploitation are normalized, and freedoms are increasingly limited.

It is clear to me that in contexts where violence is profound, artistic exploration allows us to open and expand sensibilities and affections, as well as the constant transformation of ideas, to adapt to change. And I think that when it is intertwined with science and philosophy, high impact projects can be developed that contribute to the solution of various social problems.

It is also essential that these explorations allow us highlighting apparently forgotten topics and thus generate meaning where there is none or is not yet perceived.

For us at the Los Invisibles Laboratory, education is an act of love and social justice. And change is the only constant in life; by this, we mean that we believe in changing people and places.

From 2019 and thanks to the support of the authorities and some workers of the Center, as well as because of the feedback I was receiving from various artist colleagues, we managed to open a permanent classroom for artistic explorations. This room will count with the participation of other facilitators. That is to say, more ideas and more young boys will have the possibility of approaching this type of reflections.

For the Los Invisibles Laboratory, it is crucial to maintain communication and participation of all the people involved in the Readaptation Center, listen to their voices, and obtain feedback. That is why in our work meetings and the classes, we invite the highest-level authorities in the Readaptation Center, the security people, and the tutors of the dormitories, to get involved. The boys' relatives continuously come and are aware of the project and, of course, the young people with whom we share this experience.

Finally, young boys are our main axis. After asking them what they think of the activities we have carried out, many have told us that during the Laboratory sessions, they forget that they are inside a Readaptation Center and dare to imagine. For others, what we do becomes a possibility to communicate many repressed feelings, reflect, and get to know yourself more.

As far as I am concerned, I have noticed that the boys learn to collaborate among themselves over time. They begin to help each other; and become flexible in the face of others' ideas; that is, before the difference. They try new things; they are motivated not to leave their activities unfinished, and above all, they dare to dream and imagine something new.

Despite what we have achieved, we know that we can fulfill and even expand this dream even more.